Elon Musk quiere construir la supercomputadora más grande de la historia
El magnate busca crear un dispositivo que alcance una potencia estimada en un trillón de cálculos por segundo. ¿Cómo será y para qué la utilizará?
Elon Musk parece tener en mente un proyecto ambicioso con la construcción de la supercomputadora más grande de la historia. Esta megadispositivo, que tendría una potencia estimada en un exaflops, se utilizaría para alimentar la próxima versión de Grok, una herramienta de inteligencia artificial que competirá con ChatGPT.
Para armar esta supercomputadora, Musk planea utilizar 100.000 GPUs NVIDIA H100, un componente de última generación que permitirá procesar información a velocidades nunca antes experimentadas.
La inversión en este proyecto se estima en varios miles de millones de dólares, y tendrá su sede en un centro de datos especialmente diseñado para albergar a este gigante tecnológico. Se espera que la supercomputadora esté operativa para el otoño de 2025.
El término exaflops, utilizado en el ámbito de la supercomputación, representa una medida de la potencia de procesamiento de estas enormes máquinas. Se desglosa de la siguiente manera: el prefijo “exa”, que proviene del griego y representa un trillón; y FLOPS, que se trata de un acrónimo que significa operaciones de coma flotante por segundo. Este último, se refiere a la cantidad de cálculos aritméticos complejos que una computadora puede realizar en un solo segundo.
Por lo tanto, un exaflops indica que la supercomputadora puede realizar un trillón de operaciones de coma flotante por segundo. Esta cantidad de procesamiento es extremadamente vasta y supera con creces las capacidades de la mayoría de las computadoras comunes.
El objetivo principal de esta colosal máquina es potenciar la inteligencia artificial de Grok, un chatbot desarrollado por la empresa xAI, fundada por Musk. La potencia de la supercomputadora permitirá a Grok procesar información y generar respuestas de manera más rápida y eficiente, convirtiéndolo en un chatbot conversacional más útil para los usuarios.
La supercomputadora planeada por Elon Musk representa un avance significativo en el campo de la inteligencia artificial y la computación de alto rendimiento. Su potencial para impulsar la investigación y el desarrollo en diversas áreas es innegable, pero también plantea desafíos éticos y de responsabilidad que deben abordarse de manera cuidadosa.
La preocupación por el uso responsable de la tecnología, especialmente en lo que respecta a la seguridad y el potencial uso malintencionado, es un tema crucial. El debate sobre la ética en la inteligencia artificial es fundamental para garantizar que estas herramientas se utilicen para el beneficio de la sociedad en su conjunto y no para causar daño.
En 2005, Elon Musk fue uno de los cofundadores de OpenAI, pero se retiró de la empresa en 2018. Hace unos meses, el magnate presentó una demanda contra la firma de ChatGPT en la que alegaba que su excompañía había incumplido su misión original sin fines de lucro de democratizar la investigación en IA.
La implementación de esta supercomputadora y su impacto en el futuro de la inteligencia artificial requerirán una supervisión cuidadosa y un diálogo continuo sobre sus implicaciones éticas y sociales.